lunes, 7 de febrero de 2011

El ser es y el no ser no es

Parménides estaba convencido de que con el pensamiento solo se puede llegar a la verdad, ignorando los datos de los sentidos en la medida en que no respondan a lo que la razón muestra como verdadero.

Parménides afirmaba que: Es necesario decir y pensar que el ser es y que el no ser no es.” Sólo este camino nos conduce a la verdad. Afirmar que el ser no es y que el no ser es nos extravía, nos conduce al error, a la mera opinión. Su Primer Principio no es el agua, el aire, o lo indeterminado, sino el ser. Pero, ¿cómo es el ser? Parménides afirma que el ser es uno, inmutable, inmóvil, indivisible e intemporal. Las razones en las que fundamenta esta descripción son puramente lógicas. El ser es único porque, si hubiese dos seres, ¿qué los diferenciaría? ¿El ser? No, porque es lo que tienen en común. ¿El no ser? Tampoco: si el no ser no es, no puede ser causa de la diferencia. Por lo tanto el ser es uno. Además, el ser no puede cambiar: no puede cambiar hacia el ser, pues ya es, y ¿cómo podría cambiar hacia el no ser, si el no ser no es?

Pero, ¿qué hay del mundo sensible, en el que encontramos muchas cosas, y de nosotros mismos, que somos muchos y estamos sometidos al cambio? Parménides mantiene la rigidez de su lógica y afirma que este mundo no es. Por eso sostiene que los sentidos nos engañan: nos muestran un mundo de multiplicidad sujeto al cambio.

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