domingo, 27 de febrero de 2011

Siempre Vendrá

Hay momentos en que puedes llegar a renunciar a la vida simplemente porque algo no funcionó, basamos nuestra felicidad en cuestiones materiales y lo que otras personas nos puedan dar, sin embargo suele ocurrir que el día menos pensado sin esperar siquiera un cambio, esto sucede, comienzas a recoger el fruto que durante años pensaste que nunca se daría, pensando que tu siembra fue en vano, y no es así, no comprendes porque había que esperar 30 años de tu vida para saber que todo lo bueno siempre vendrá, y no con recompensas económicas sino aquellas que no puedes comprar con todo el dinero del mundo, y la dicha de encontrarse así es inmensamente grande..

Comienzas a sentir un gozo inexplicable, el deseo de amar y ser correspondido o simplemente que eres una persona con tanta dicha que puedes amar sin más sin esperar nada a cambio.

Y al mirar a otras y recordar aquellas escenas que tanto daño te hicieron, recordar aquellas noches que tanto lloraste y ver con cuanto amor te quedaste y no haberlo podido dar y ahora entender que no lo diste todo porque no era así, sino que tenías que guardar lo más importante para la otra persona que venía en camino y que sin conocerla y sin saber quién era, la estabas esperando.

Y pensar siempre que aun cuando haya tenido muchas experiencias, nunca he dudado que el amor siempre estará ahí esperando a ser visto y al final te tomara de su mano para recordarte que es real y que no importa cuánto tiempo tengas ni cantidad de años que lleves encima, ni el tiempo que lleves sólo, ni las acumuladas bodas de todos tus amigos de tu generación que hayas asistido. Importante es nunca rendirse y comprender que lo mejor siempre vendrá…

Que nunca falte en tu vida el deseo tan grande por el amor.

lunes, 14 de febrero de 2011

Dos Almas en Otoño


No se como empezó… y tampoco me interesa recordarlo…
No sabía ni el color de sus ojos… ni la textura de su piel… sólo sabía su nombre… también sabía que algo me llamaba la atención… no se que fue…juro que hasta hoy no lo se.

Un atardecer lo esperé en una esquina… ahí estaban mis ojos… puestos en su umbral. Luego de unos minutos… él salió… con su cuerpo… sus ojos… su boca… así como era él… brillando… solo él podía brillar así. Mi cobardía fue mucha… y él tampoco notó mi presencia… así que me fui despacio… sin decir nada. La vida siguió como tenía que venir…y los meses pasaron… se fue la primavera… también el verano…Entonces fue el otoño… quien nos juntó esa tarde… sólo basto ver lo que decían sus ojos… que no era lo mismo que salía de su boca. Esa vez… me sentí fuerte… como no sentirme así ante tal mirada… ante esa boca que la quería mía… Esa vez no fui cobarde… pero temblé,casi hasta juraría que fue la primera vez que me sorprendí temblando así. Cómo describir acá el vuelo de sus manos en el hueco de mi cintura? Cómo hacer que ustedes sientan el calor de su boca… esa que rozó mi piel, sin besarla…pero marcándola. Cómo hacerles entender a ustedes… que ni yo quería… ni él quería… pero nuestras almas nos jugaron en contra….

Y en una noche de otoño… ya ni recuerdo si era cálida o fría… en una noche de esas… justo cuando todo el mundo miraba otro atardecer… nosotros nos encontramos… luego de tanto esperarnos… él sigue mintiendo palabras de amor… y yo se las sigo
creyendo… amor?… No, aquí no hablamos de amor… eso está más allá de él… de mi…
Yo solo le prometí una espera eterna… ahí en la esquina de siempre y con la misma lluvia… él juró convertirme en reina… él ya cumplió. Ahora seguramente esperan el final de esta historia… si lo se… pero aquí todas las noches tienen un final… cada vez que nos despedimos… jamás sabemos si volveremos a vernos…a sentirnos… apenas cruzamos la puerta….ya comenzamos a esperarnos…imaginando que no volveremos más… aún no se cual es la magia que hace que nos volvamos a encontrar cada vez…. no se… es sólo eso… magia. Mientras tanto la vida sigue… y sus manos en el hueco de mi espalda también. Esta es mi anécdota… tampoco se si llamarla así… historia?… no… tampoco… esto no lleva nombre… ni punto final… al menos eso sucedió hasta hace cinco minutos atrás,cuando comencé a escribir.






!!FELIZ SAN VALENTÍN¡¡



lunes, 7 de febrero de 2011

El ser es y el no ser no es

Parménides estaba convencido de que con el pensamiento solo se puede llegar a la verdad, ignorando los datos de los sentidos en la medida en que no respondan a lo que la razón muestra como verdadero.

Parménides afirmaba que: Es necesario decir y pensar que el ser es y que el no ser no es.” Sólo este camino nos conduce a la verdad. Afirmar que el ser no es y que el no ser es nos extravía, nos conduce al error, a la mera opinión. Su Primer Principio no es el agua, el aire, o lo indeterminado, sino el ser. Pero, ¿cómo es el ser? Parménides afirma que el ser es uno, inmutable, inmóvil, indivisible e intemporal. Las razones en las que fundamenta esta descripción son puramente lógicas. El ser es único porque, si hubiese dos seres, ¿qué los diferenciaría? ¿El ser? No, porque es lo que tienen en común. ¿El no ser? Tampoco: si el no ser no es, no puede ser causa de la diferencia. Por lo tanto el ser es uno. Además, el ser no puede cambiar: no puede cambiar hacia el ser, pues ya es, y ¿cómo podría cambiar hacia el no ser, si el no ser no es?

Pero, ¿qué hay del mundo sensible, en el que encontramos muchas cosas, y de nosotros mismos, que somos muchos y estamos sometidos al cambio? Parménides mantiene la rigidez de su lógica y afirma que este mundo no es. Por eso sostiene que los sentidos nos engañan: nos muestran un mundo de multiplicidad sujeto al cambio.

jueves, 3 de febrero de 2011

Somos como un cubo, con sus seis caras.

Somos como un cubo, con sus seis caras




La primera cara simboliza cómo nos vemos a nosotros mismos. Pretendemos que esa es la valoración más objetiva pero, ay, es de lo más subjetiva. ¡Quién peor para juzgarse que el propio juez!

Cómo nos gustaría ser. Esta es la segunda cara, una cara inalcanzable, imposible, que nos amarga y nos tortura cuando la comparamos con la primera.

Cómo nos cuentan que somos es nuestra tercera cara. No nos convencen. No nos conocen, pensamos. Hay tanto que ignoran. No, no, ese no somos.

Aquellos que dicen conocernos bien, los más cercanos a nosotros, disponen una cuarta cara. Su experiencia pasada les hace creer que saben bien todo lo que somos. A mí no me engaña, piensan mientras les engañamos.

La quinta cara del cubo: aquellos que no nos conocen, sin dejarse influir por nada ni nadie, objetivamente, emiten su veredicto. Sonreímos, pero ¿cómo pueden juzgarnos sin datos?



Cómo somos realmente, esa es la sexta cara.

Y esa cara sí sé a ciencia cierta cuál es y dónde está: es la que siempre, veamos el cubo desde el lado que lo hagamos, siempre queda oculta.